Erika, Annie y Heather comenzaron su aventura en el 2003 en Williamsborough, barrio de arraigada tradición artística y bohemia del NY más palpitante. Desde entonces vienen celebrando la delicadeza y la magia de las melodías bonitas y sencillas, conducidas por un elaborado colchón de sintetizadores e ingenuos beats. Cálidas y orgánicas en las voces, Au Revoir Simone generan atmósferas de electrónica vintage y sutil frescura lo-fi, con personalidad propia. Son fans de clásicos del pop como los Beach Boys o los Zombies, y sus coordenadas musicales las sitúan entre Stereolab, Modest Mouse y The Postal Service .
Au Revoir Simone Lyrics - I couldn't sleep Song
I couldn't sleep; Didn't want comforting; Just company to sleep And then in dreams we meet And stay asleep I awoke feeling restless Didn't know quite where I was Though I felt far away and cold It was so late but my mind was curious It was quiet, snowing with frosted windows I had a book but wasn't reading just watching you Didn't want comforting Just company, oh be sweet It could go either way Based on what they say I didn't wish to be somewhere else Your face was comforting to me I don't remember you smiling But just the same I didn't know you You didn't know what to make of me It was peaceful that night A kind of friendship all too serious.
Cierto es que llevaba mucho tiempo sin postear nada hasta hoy, pero circunstancias varias han impedido que tenga unos minutos de asueto para pensar con cierta claridad y, sobre todo, tranquilidad. Para más inri, la Señorita Lunes dijo que no postearía nada hasta que yo lo hiciera, con lo que el tiempo ha ido pasando inexorablemente sin que ningun de los dos actualizáramos este blog.
En fin, hace semanas que deseaba dedicar esta poesía de mi gran admirado Lord Alfred Tennyson, poeta gótico-romántico donde los haya, a Lunes, para que entre las lágrimas que en su día sé que derramó encuentre algún sentido, algo de belleza a las mismas. La foto es de Tintern Abbey, lugar que inspiró al poeta para escribir esas líneas.
Aprovecho para recomendar desde aquí la lectura de "Idylls of the King", obra de Tennyson que poéticamente refleja a la perfección el trágico romanticismo del ciclo artúrico creado por Sir Thomas Malory en el siglo XV. Cierto es que Tennyson no se limita a reinterpretar siglos después "La Morte D´Artur", sino que la reescribe desde un prisma acorde con sus tiempos (fines del siglo XIX).
Lágrimas, indolentes lágrimas, no sé qué significan: Lágrimas que desde lo profundo De alguna divina desesperación Se alzan en la esencia del corazón, y se reúnen en torno a los ojos Al contemplar los alegres campos de otoño, Pensando en los días que ya nunca serán.
Frescas como el primer rayo brillante sobre la vela, Convocando a nuestros amigos del inframundo, Triste como el último lamento agónico Que se hunde en el abismo con todo lo que amamos. Tan tristes, tan frescas, como los días que ya no serán.
Tristes y extrañas como los oscuros crepúsculos del verano, Las primeras voces de las aves cantaron Sobre los oídos muertos, junto a los muertos ojos Que contemplan la mañana trepando sobre la ventana; Tan tristes, tan frescos, como los días que ya no serán.
Amados como el recuerdo de los besos tras la muerte, Y dulces como la indiferente fantasía fingida Sobre aquellos labios que serán de otro; Profundas como el Amor, Profundas como el primer Amor, Salvajes huellas de un pálido remordimiento. Oh, amarga Muerte en Vida, ellas son el lamento Por los días que ya nunca serán.
Como decía P.Roberto J. en Hipersónica, "¡Ah, las estrellas de escena y la música! Son como las modelos: éstas se pasan toda la vida diciendo que están estudiando para ser actrices y, cuando por fin consiguen el papel que tanto deseaban, acabando fracasando y volviéndose con el rabo entre las piernas a sus pasarelas, sus books, sus sesiones de fotos y su estrellato ganado a base de cuerpo y cara. Las estrellas de cine prueban suerte cantando y unos pocos la tienen y una inmensa mayoría, no."
La última que lo intenta es Zooey Deschanel. A Deschanel la conoceréis por películas como Casi Famosos o Guía del autoestopista galáctico y por series como Weeds. Es actriz y canta, pero olviden a las petardas de Leonor Watling y Scarlett Johansson, ese par de peluqueras. Zooey se llama Zooey por la genial novelita de Salinger, aunque no consta si la ha leído o no.
Dentro de lo que cabe, ella ha tenido suerte, porque a su lado, poniéndole música a sus sueños de ser una estrella del pop, está M. Ward, uno de los músicos con más talento dentro de la Americana. Juntos forman She & Him.
Su primer single, "Why Do You Let Me Stay Here?", es una deliciosa muestra de que Ward y Deschanel pueden ser otra excepción a la regla. Música de hace muchos años desde una perspectiva totalmente moderna y, sobre todo, con mucha gracia. Suena a puro sixties: voces soul y guitarras folkies, ecos de Van Morrison a Sandie Shaw, y versiones de Smokey Robinson y los Beatles.Con unos agudos al borde de lo imposible, Deschanel engarza piruetas vocales en maravillosas melodías que pasan del puro pop –This Is Not A Test– al country sin despeinarle el moño. Atención a las dos maravillosas versiones: You Really Got a Hold on Me, de Smokey Robinson, y I Should Have Known Better, de The Beatles.
Señalaba Quico Alsedo en su Rock and Blog: “Canciones redondas, estribilleras pero sin chicle, soleadas a veces, crepusculares otras. Casi todas frescas aunque hablemos de una jugada revivalística con todas las letras. El disco, viva la imaginación, se llama “Volume 1”.
She & Him, en resumen, son una manera encantadora de empezar el día con una sonrisa.
Entre los lectores están los que siempre quieren leer lo mismo (sea una novela histórica de un solo patrón, sea una obra invariablemente experimental) y los que de cada libro esperan una sorpresa, una renovación. El primer grupo lo tiene relativamente fácil, y el segundo, cual un depresivo maníaco, pasa de momentos hiperactivos, saltando de un libro al otro, a períodos de tedio sostenido durante los cuales no encuentra nada nuevo a su antojo. Empieza a leer, hojea, pero una vez comprendido el juego, la estrategia o la intención, abandona la lectura, incluso cuando se trata de una obra medianamente buena, de cierta enjundia y de un autor de renombre. Precisamente, lo que le interesa no es el juego (aunque esté bien construido y la temática sea interesante), sino una experiencia diferente y esencial, aquella que no se puede prever desde las primeras páginas. El primer grupo espera cumplir sus expectativas, el segundo sueña con superarlas y desea encontrar una inteligencia superior o, al menos, distinta a la suya.
El primer tipo de lector jamás va a llegar a las obras de Pablo d'Ors, y el segundo encuentra en sus libros una auténtica revelación. Porque desde la irrupción del apátrida Roberto Bolaño hace algunos años, no ha habido mayor novedad en la narrativa española, ni un planteamiento literario más original. No se imaginen ustedes ninguna meritoria pero fatigosa experimentación, ni mucho menos una literatura programáticamente ilegible. La prosa de Pablo d'Ors es ágil y divertida, emplea una estructura más bien lineal, tiene muchas historias que contar y sus personajes, a menudo escritores y pensadores conocidos, son tan extraños como fascinantes. Pero ¿qué es, entonces tan novedoso y diferente en este autor, además de que con treinta y siete años ha publicado sus dos primeras obras, de las cuales el volumen de cuentos "El estreno" se convirtió en un libro de referencia, y la novela Las ideas puras ha quedado finalista en el último Premio Herralde?
La radical novedad que aporta Pablo d'Ors está en la riqueza de sus ideas, en la originalidad de sus historias y en su diferente manera de mirar y, por tanto, narrar. ¿Tiene que ver esto con que sea el nieto de Eugenio d'Ors, el incómodo e ignorado Xènius; que se haya doctorado en Teología en Roma, cursado filosofía en Viena, literatura checa en Praga y vivido en Nueva York; que comparta el trabajo de profesor universitario con el de capellán en la Autónoma de Madrid; que haya escrito su tesis doctoral sobre la teología de la experiencia literaria?
Neurótico perdido es el protagonista de la novela "Las ideas puras", una de las obras más insólitas de la narrativa española jamás escrita, aun cuando temáticamente se puede emparentar, y ya lo ha hecho la crítica, con "Lolita "de Nabokov y "La bien plantada" de Eugenio d'Ors. Ciertamente, la obra narra la obsesión de un hombre maduro por una lolita. Pero con una variante muy singular. Dicho hombre es profesor de filosofía en una escuela secundaria; se trata de una persona que tenía excepcionales posibilidades profesionales en su juventud, pero renunció a su carrera, aunque no a la ambición intelectual. Vive escindido e impostado entre las personalidades de Platón (que es como le llaman sus alumnos) y de Wittgenstein (su filósofo preferido) y también a sus alumnos les da nombres de filósofos. Por lo demás, tiene casi cincuenta años, frente a los dieciseis de su bienamada y sus conocimientos carnales apenas superan a los de su lolita. Siempre ha vivido en y para el mundo de las ideas purísimas y, hélo aquí, con todas sus almas y cuerpos (como Platón, Wittgenstein y profesor de filosofía) está locamente enamorado de una lindísima mocosa.
La fórmula es parecida a la de los cuentos publicados anteriormente por el escritor, por tanto, tenemos una gran y loca historia de amor, una brillante parodia de actitudes intelectuales y una irónica relectura de la historia de las ideas. Toda esta mezcla da un libro extraño, excesivo, inteligente y apasionado. Una fantasía en que el autor no se molesta ni por un momento en dar apariencias de realismo. La acción se desarrolla en una Alemania inventada que no tiene mayor papel en la obra y en un instituto que sólo importa como referencia amorosa y filosófica (por el nombre de los alumnos). Se trata de una fábula que viene a ilustrar, desde una óptica posmoderna, la eterna lucha entre praxis y teoría, vida y obra, cuerpo y espíritu.
La desesperada contienda del neurótico y lucidísimo protagonista entre este conflicto y sus múltiples personalidades tiene tintes realmente cómicos. Supremo ejemplo ofrece la escena en que la caprichosa lolita le exige al maestro babeante despotricar contra sus amados filósofos y el buen hombre tiene que violar sus principios, negar su credo, hacer un esfuerzo descomunal para pronunciar estos insultos que, para horror suyo, le salen cada vez más fluidos y placenteros. La malicia que ya era característica de los relatos resulta aquí directamente festiva. Se percibe un auténtico goce en sacar lo grotesco de las situaciones en descubrir el Mal, sería tal vez más adecuado decir que recuerda a autores como Bruno Schulz o Virgilio Piñera.
Es posible que no sea siempre seguir la desbordada fantasía, la pirotécnica intelectual y la inagotable capacidad dialéctica del protagonista que, como un niño glotón, absorbe ideas e identidades, y se ríe de ellas como si de un chiste se tratara. El premio es un libroimpresionatemente rico en ideas y registros, que constituye una especie de tratado pornográfico de las ideas, una poética teología del deseo. Realmente una revelación.
Siempre quise tener un blog donde escribir. Donde plasmara lo que leo, lo que escucho, lo que siento, aunque no lo leyera nadie. Porque aunque algunos se empeñen en negarlo, quien escribe lo hace fundamentalmente para sí mismo.