
Este fin de semana me invitaron a pasarlo en Gijón, rememorando una historia que fue y pudo llegar a ser, pero que hoy carece del mismo sentido a la luz de mis nuevas circunstancias e inquietudes. Finalmente he huido de esa proposición, en parte por no causar un daño innecesario, y fundamentalmente porque mi cuerpo lo que realmente desea es pasar ese tiempo junto con otra persona, del mismo modo que sucedió la noche del jueves pasado, tras mi vuelta de la península arábiga.
Todavía siento el aroma de su cabello azabache descansando sobre mi hombro, sus manos rozando levemente, como sin querer, las mías. Suerte que el cielo no quiso liar más el momento, cubriendo con nubes el fulgor de sus estrellas, puesto que es probable que me hubiera dejado llevar por la pasión de esos segundos, que me embriagaba peligrosamente... Aún en estos momentos, si cierro los ojos, vuelven a mí esas escenas...
"Eres marea, marea que me nubla y me provoca temblores, cuando tus manos y tus labios avivan el fuego, tu lengua se pierde en las bocas de mi cuerpo, mientras escribo febrilmente estas lineas, y tu cuerpo cimbreante como una vara de bambú se inclina sobre mí. Mis sentidos se bloquean cuando respiro, inhalo tu perfume dentro de mí, lavando la mugre que la ciudad y sus miserias han dejado en mi alma, mientras tu cara de ángel, de demonio, surca mi vientre, mientras tus uñas como garras se clavan en la piel de mi espalda. Escribo, cavando un profundo agujero en tu respiración, entrecortada, y tú que eres un océano, oscuro, tormentoso, amenazante, bebes mi cuerpo, y yo me dejo devorar justo en el instante en que la marea en que te has convertido y las arenas que arrastras contigo cubren mi corazón, para siempre."
Todavía siento el aroma de su cabello azabache descansando sobre mi hombro, sus manos rozando levemente, como sin querer, las mías. Suerte que el cielo no quiso liar más el momento, cubriendo con nubes el fulgor de sus estrellas, puesto que es probable que me hubiera dejado llevar por la pasión de esos segundos, que me embriagaba peligrosamente... Aún en estos momentos, si cierro los ojos, vuelven a mí esas escenas...
"Eres marea, marea que me nubla y me provoca temblores, cuando tus manos y tus labios avivan el fuego, tu lengua se pierde en las bocas de mi cuerpo, mientras escribo febrilmente estas lineas, y tu cuerpo cimbreante como una vara de bambú se inclina sobre mí. Mis sentidos se bloquean cuando respiro, inhalo tu perfume dentro de mí, lavando la mugre que la ciudad y sus miserias han dejado en mi alma, mientras tu cara de ángel, de demonio, surca mi vientre, mientras tus uñas como garras se clavan en la piel de mi espalda. Escribo, cavando un profundo agujero en tu respiración, entrecortada, y tú que eres un océano, oscuro, tormentoso, amenazante, bebes mi cuerpo, y yo me dejo devorar justo en el instante en que la marea en que te has convertido y las arenas que arrastras contigo cubren mi corazón, para siempre."
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